Es muy probable que aquellas personas que rebasan los cuarenta años recuerden el olor característico que envolvía a la ciudad de Almería los días de viento de Levante. Un olor a huevos podridos que procedía de una industria ubicada en lo que hoy es un polígono industrial que lleva el nombre de aquella fábrica: La Celulosa.
La Celulosa Almeriense, S.A. era una fábrica que se encontraba próxima a los cambios de entrada de la estación de Almería, al sur de la actual Carretera de Sierra Alhamilla, antigua explanación del ferrocarril del mismo nombre y que discurría paralelo a la línea Linares a Almería. Esta sociedad, controlada a la postre por el Grupo Banca López Quesada, tenía su domicilio social en Madrid y la factoría almeriense se dedicaba a la elaboración de pasta de papel a partir del esparto, materia prima muy abundante en el sureste español y en el norte de África (la importación llegó a alcanzar más del 60% debido al escaso interés económico para el productor nacional); a ello se sumaba la sosa cáustica y el cloro como materias básicas para la elaboración de la celulosa de esparto, cuya producción rondaba las 20.000 Tm. anuales en los mejores años de su existencia, exportándose más de la mitad a países de Europa por vía marítima y al resto a España en camiones. Era una fábrica singular, pues tan solo existía otra en el mundo, en Túnez, que empleaba el mismo método de elaboración del producto.
Desde el inicio de su construcción en 1960 y como hemos comentado, utilizaba exclusivamente el transporte por camión y barco para el abastecimiento de materias primas y salida del producto elaborado. Sin embargo, dado el ritmo creciente de la actividad industrial y la proximidad a las instalaciones ferroviarias de Almería, en 1963, el Consejo de Administración de la empresa decide contar con el ferrocarril como transportista y, por ello, solicitan a la R.E.N.F.E. el estudio correspondiente para acometer una vía de apartadero hasta el recinto de la fábrica que facilitara la entrada y salida de mercancías.
Este primer proyecto consistía en la instalación de una sola vía de unos 260 m. aproximadamente que arrancaba desde un cambio ubicado en el km. 249’439, a 1.179 m. del eje del edificio de viajeros, y atravesaba a nivel la carretera de Sierra Alhamilla; dicho cambio de aguja estaría emplazado en plena vía, fuera de los límites de la estación. Al final no se llevó a cabo por problemas en la adquisición de unos terrenos por donde tendría que pasar la vía. En este proyecto se barajaron dos opciones: la opción A, descrita anteriormente, y la B, que incluía la posibilidad de construir, ya en terrenos de la fábrica, una placa giratoria para derivar los vagones a una vía perpendicular a la principal.
La factoría inició sus actividades en octubre de 1965 y, cuatro años después, se retomó el proyecto una vez eliminados los obstáculos que impedían ejecutarlo, pero con sustanciales modificaciones respecto al primitivo que mejoraban la explotación. En primer lugar, el punto elegido para el arranque de la derivación se llevó al p.k. 249’709 de la vía general y a una distancia de 839 m. del eje del edificio de viajeros. Se construyeron tres vías dentro del recinto de La Celulosa de diferentes longitudes: la más larga, de 270 m., prestaba servicio a la zona de apilado del esparto; la de 70 m. entraba en la nave de producto elaborado y, desde ésta, en sentido contrario, partía una corta vía de 40 m. hasta los depósitos de materias líquidas.
Aunque a finales de 1969 se había llegado a un acuerdo entre la R.E.N.F.E. y Celulosa Almeriense para realizar la obra, la escasez de personal de la empresa constructora adjudicataria del proyecto retrasó su ejecución hasta noviembre de 1972. El día 9 de enero de 1973 fue la fecha oficial de entrada en servicio y, en la práctica, el 18 de ese mismo mes, cuando accedían 5 vagones de la serie X (abiertos) para cargar madera con destino a San Juan del Puerto (Huelva). De esta manera, la factoría ya pudo contar con su propio apartadero ferroviario para transportar por ferrocarril sin necesidad de ruptura de carga. A pesar de ello, las expectativas que se habían creado de generación de un importante tráfico ferroviario no se cumplieron (apenas se transportaron 2.500 Tm. entre 1973 y 1975) por la dificultad de competir con el camión o barco y, sobre todo, porque esta industria entró en una crisis profunda a partir de 1975 debido al encarecimiento de los costes de producción y por el perfeccionamiento de la obtención de pasta de papel a partir de la madera. Declararon suspensión de pagos en 1979 y el cese temporal de contratos de, prácticamente, la totalidad de la plantilla (197 trabajadores), situación que se prolongó hasta 1981. En esta fecha se intentaba buscar una salida, bien a través de un plan de viabilidad o, sencillamente, por poner punto y final a la actividad de la industria. Aquella época, marcada por la reconversión industrial, supuso que se tomara la última decisión.
En cuanto a las instalaciones ferroviarias de la derivación, el 11 de agosto de 1981 se estableció una consigna por la que se prohibía el acceso a la misma por el mal estado en que se encontraba. Era evidente que iba a tener una vida efímera, aspecto confirmado con el levante de la aguja a comienzos de 1983 por los trabajos que se efectuaban en la estación con motivo de la instalación de enclavamientos eléctricos, así como el cierre definitivo de la industria y su posterior desmantelamiento en 1988 para crear un polígono de naves industriales y viviendas. Ya en esa época se empezaba a perfilar el futuro que tenía la zona para la expansión urbanística de la ciudad de Almería y cualquier servidumbre, llámese paso a nivel, estaba abocada a su desaparición. Hoy, aquellas previsiones, son una realidad y la zona es un hervidero de actividad comercial e industrial junto a un gran barrio residencial que se encuentra constreñido por la saturada y estrecha carretera de Sierra Alhamilla, antigua explanación del ferrocarril de mismo nombre, y el muro de separación de la actual vía de Linares a Almería. El futuro soterramiento para integrar el ferrocarril en la ciudad de Almería volverá a cambiar de nuevo en los próximos años el aspecto de este espacio que fue arrabal en años no muy lejanos.
------------- En Almería, el año 1966 comienza a funcionar Celulosa Almeriense que absorbe casi la totalidad de la producción de esparto, pero pronto comienza a traerlo de Argelia y Túnez, al ser este mucho más barato aunque de menor calidad, y esto agrava aún más la crisis que ya venía padeciendo este sector. Hay algo que distinguió a la capital en estos años y fue el característico, o más bien repugnante olor a huevos podridos que envolvía a la ciudad en los días de viento de levante.La fábrica Celulosa Almeriense se encontraba situada próxima a la estación de Almería, al sur de la actual Carretera de Sierra Alhamilla. Se dedicaba a la elaboración de pasta de papel a partir del esparto, que junto con la sosa cáustica y el cloro son las materias básicas para la elaboración de esta celulosa de esparto, cuya producción rondaba las 20.000 Tm. anuales en los mejores años de su existencia. A.B.C. Madrid, 06 de Diciembre de 1.966 CELULOSA ALMERIENSE, S.L. INICIA SUS EXPORTACIONES DE PASTA. Gran satisfacción para Celulosa Almeriense S. A. buena noticia para sus accionistas e importante beneficio para la economía nacional Celulosa Almeriense ha iniciado sus exportaciones de pasta de celulosa. El primer embarque de 366 toneladas de paste de celulosa blanqueada de esparto, se realizó el 21 de octubre, con destino al Reino unido (Escocia) Este primer envío fue destinado a la firma The Esparto Trading, Co. Ltd. de Edimburgo. El segundo embarque, de 277 toneladas, se ha efectuado el 24 del corriente mes con destino a la misma firma y corresponde a un pedido cursado después de haber recibido el primer envío, es decir, luego de confirmada la excepcional calidad de la pasta. Esta es una realidad ue viene a confirmar las esperanzas y las manifestaciones de un grupo de hombres que, con tenacidad e ilusión, viene dedicando sus esfuerzos y su patrimonio a una obra de interés nacional.
Esta industria entró en una crisis profunda a partir de 1975 debido al encarecimiento de los costes de producción y por el perfeccionamiento de la obtención de pasta de papel a partir de la madera. Declararon suspensión de pagos en 1979 y finalmente cerró en 1981. |