Cuando las grandes guerras de la Sucesin de Espaa terminaron gracias al tratado de Utrecht, el inmenso nmero de corsarios que haban sido equipados por los bandos contendientes se encontraron sin ocupacin. Algunos se dedicaron a las actividades del comercio normal, menos lucrativas que el corso; otros fueron absorbidos por las flotas pesqueras, y algunos, ms temerarios, izaron la bandera negra en el palo de mesana y la bandera roja en el palo mayor, declarando por cuenta propia la guerra a toda la raza humana. Tripulados por gentes reclutadas entre todas las naciones, batan los mares y desaparecan de cuando en cuando para carenar el casco en alguna caleta solitaria, o desembarcaban para correrse una juerga en algn puerto muy aislado, en el que deslumbraban a sus habitantes con su prodigalidad y los horrorizaban con las brutalidades que cometan. Los piratas eran una amenaza constante en la costa de Coromandel, en Madagascar, en aguas africanas, y sobre todo en los mares de Indias Occidentales y de toda la Amrica. Organizaban sus depredaciones con lujo insolente, adaptndose a las estaciones del ao, acosando las costas de la Nueva Inglaterra durante el verano y bajando otra vez, cuando llegaba el invierno a los mares de las islas tropicales.