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Biographie
:
Joan
Mirò est né à Barcelone le 20 avril 1893,
d'un père horloger et d'une mère ébéniste.
Malgré
un talent inné et un goût très
prononcé pour le dessin, c'est pourtant au commerce qu'il est
destiné.
A
l'âge de quatorze ans, il entre à l'école de
commerce de Barcelone, tout en continuant à s'intéresser
à la peinture et en assistant aux cours de l'école des
Beaux-Arts.
Après
une dépression nerveuse, il abandonne tout en 1912
pour se consacrer à sa véritable passion, l'art. Il
découvre la peinture cubiste et expose pour la première
fois en 1918.
En
1920, il se rend à Paris où il rencontre Picasso. Il y
retourne en 1921 où il organise sa première exposition
personnelle, dans une période de grande pauvreté.
En
1923, après une exposition sur "La peinture
surréaliste" à laquelle il participe, il se lie au groupe
surréaliste.
En
1929, il se marie et le couple s'installe à Paris. Il aura une
fille, Maria Dolorès.
Grand
voyageur pendant la guerre civile d'Espagne, il découvre
Londres, la Hollande, la Belgique et les États-Unis où il
exposera.
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Peintre, céramiste,
sculpteur, l'œuvre qu'il laisse est
immense, à la mesure du talent, de l'imagination et de la créativité de ce
peintre d'exception.
En 1975 a
lieu l'inauguration officielle de la Fondation Joan
Miró à Barcelone. L'artiste y fait une donation de 5000
dessins.
Dès 1956, il
s'est installé à Palma de Majorque,
où un ami architecte lui a construit une villa et a vendu la maison
familiale de Barcelone.
Il
y meurt un jour de Noël, le 25 décembre 1983 et est enterré au
cimetière de Barcelone.
Biografia:
(Barcelona,
1893-Palma de Mallorca, España, 1983) Pintor, escultor,
grabador y ceramista español. Estudió comercio y trabajó durante dos
años como dependiente en una droguería, hasta que una enfermedad le
obligó a retirarse durante un largo periodo en una casa familiar en el
pequeño pueblo de Mont-roig del Camp.
De
regreso a Barcelona, ingresó en la Academia de Arte dirigida por
Francisco Galí, en la que conoció las últimas tendencias artísticas
europeas. Hasta 1919, su pintura estuvo dominada por un expresionismo
formal con influencias fauvistas y cubistas, centrada en los paisajes,
retratos y desnudos.
Ese
mismo año viajó a París y conoció a Picasso, Jacob y algunos
miembros de la corriente dadaísta, como Tristan Tzara. Alternó nuevas
estancias en la capital francesa con veranos en Mont-roig y su pintura
empezó a evolucionar hacia una mayor definición de la forma, ahora
cincelada por una fuerte luz que elimina los contrastes. En lo temático
destacan los primeros atisbos de un lenguaje entre onírico y
fantasmagórico, muy personal aunque de raíces populares, que marcaría
toda su trayectoria posterior.
Afín
a los principios del surrealismo, firmó el Manifiesto (1924) e
incorporó a su obra inquietudes propias de dicho movimiento, como el
jeroglífico y el signo caligráfico (El carnaval del arlequín). La otra
gran influencia de la época vendría de la mano de P. Klee, del que
recogería el gusto por la configuración lineal y la recreación de
atmósferas etéreas y matizados campos cromáticos.
En
1928, el Museo de Arte Moderno de Nueva York adquirió dos de sus telas,
lo que supuso un primer reconocimiento internacional de su obra; un año
después, contrajo matrimonio con Pilar Juncosa. Durante estos años el
artista se cuestionó el sentido de la pintura, conflicto que se refleja
claramente en su obra. Por un lado, inició la serie de Interiores
holandeses, abigarradas recreaciones de pinturas del siglo XVII
caracterizadas por un retorno parcial a la figuración y una marcada
tendencia hacia el preciosismo, que se mantendría en sus coloristas,
juguetones y poéticos maniquíes para el Romeo y Julieta de los Ballets
Rusos de Diaghilev (1929). Su pintura posterior, en cambio, huye hacia
una mayor aridez, esquematismo y abstracción conceptual. Por otro lado,
en sus obras escultóricas optó por el uso de material reciclado y de
desecho.
La
guerra civil española no hizo sino acentuar esta dicotomía entre
desgarro violento (Cabeza de mujer) y evasión
ensoñadora
(Constelaciones), que
poco a poco se fue resolviendo en favor
de una
renovada |
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serenidad,
animada por un retorno a la ingenuidad de la simbología mironiana
tradicional (el pájaro, las estrellas, la figura femenina) que parece
reflejar a su vez el retorno a una visión ingenua, feliz e impetuosa
del mundo. No resultaron ajenos a esta especie de renovación espiritual
sus ocasionales retiros a la isla de Mallorca, donde en 1956
construyó un estudio, en la localidad de Son Abrines.
Entretanto, Miró amplió el horizonte de su obra con los grabados de la
serie Barcelona (1944) y, un año después, con sus primeros trabajos en
cerámica, realizados en colaboración con Llorens Artigas. En las
décadas de 1950 y 1960 realizó varios murales de gran tamaño para
localizaciones tan diversas como la sede de la Unesco en París, la
Universidad de Harvard o el aeropuerto de Barcelona; a partir de ese
momento y hasta el final de su carrera alternaría la obra pública de
gran tamaño (Dona i ocell, escultura), con el intimismo de sus bronces,
collages y tapices. En 1975 se inauguró en Barcelona la Fundación Miró,
cuyo edificio diseñó su gran amigo Josep Lluís Sert.
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