El representante de ventas Chris Gardner lucha por ganarse la vida. Hace malabarismos para salir de ella, pero su compañero soporta cada vez menos su precariedad. Eventualmente deja a Chris y a su hijo de cinco años, Christopher. Ahora solo responsable de su hijo, Chris finalmente obtiene una pasantía en una prestigiosa firma de corretaje y lo da todo, aunque por el momento no le pagan. Incapaz de pagar el alquiler, se encuentra en la calle con Christopher.