Josef Albers is widely recognized as a crucial figure in 20th century art, both as a freelancer and as a teacher at the Bauhaus, Black Mountain College and Yale University. Albers produced paintings, drawings and prints and designed furniture and typography. Possibly the least known aspect of his extraordinary career was his inventive engagement with photography, which only became widely known after his death, including his production of approximately 70 photocollages collecting photographs he made at the Bauhaus between 1928 and 1932. These works anticipate the concerns he would pursue throughout his career: the effects of adjacency, the exploration of color through black, white, and gray, and the delicate balance between handmade and mechanical production.

Albers's photographs were first shown at MoMA in a modest exhibition in 1988, when the Museum acquired two photocollages. In 2015, the Museum acquired ten more photocollages, making its collection the most important outside of the Albers Foundation. This publication reproduces each of the photocollages Albers made at the Bauhaus, presenting for the first time the scope of this achievement. An introductory essay by Sarah Hermanson Meister places them in the context of modernist photography, the spirit of the Bauhaus, and Albers's own practice.





Josef Albers es ampliamente reconocido como una figura crucial en el arte del siglo XX, tanto en su faceta de autónomo como de profesor en la Bauhaus, el Black Mountain College y la Universidad de Yale. Albers produjo pinturas, dibujos y grabados y diseñó muebles y tipografía. Posiblemente el aspecto menos conocido de su extraordinaria carrera fue su compromiso inventivo con la fotografía, que sólo se conoció ampliamente después de su muerte, incluyendo su producción de aproximadamente 70 fotocollages que recogen fotografías que hizo en la Bauhaus entre 1928 y 1932. Estas obras anticipan las preocupaciones que perseguiría a lo largo de su carrera: los efectos de la adyacencia, la exploración del color a través del negro, el blanco y el gris, y el delicado equilibrio entre la producción artesanal y la mecánica.

Las fotografías de Albers se mostraron por primera vez en el MoMA en una modesta exposición en 1988, cuando el Museo adquirió dos fotocollages. En 2015, el Museo adquirió otros diez fotocollages, convirtiendo su colección en la más importante fuera de la Fundación Albers. Esta publicación reproduce cada uno de los fotocollages que Albers realizó en la Bauhaus, presentando por primera vez el alcance de este logro. Un ensayo introductorio de Sarah Hermanson Meister los sitúa en el contexto de la fotografía modernista, el espíritu de la Bauhaus y la propia práctica de Albers.